Si cierro los ojos puedo sentirlo todo.
Tus manos, recorriendo mi
cuerpo, mientras que yo adivino los lunares de tu espalda.
Tu boca, buscando
la mía, que suelta un suspiro cada vez que se aleja.
Tus ojos, mirando los míos, para poder hablar sin tener que decir nada.
Y así, con los ojos cerrados puedo recordar tus susurros, tus mordiscos y tus
sonrisas que no son risas.
Si cierro los ojos puedo recordar cada momento, cada uno de nuestros momentos.
Y, a pesar de todo, eso es lo único que me importa.
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